domingo, febrero 25, 2007

Filmes de una cabeza inconsciente 22 (o ¿Sueñan las llamas con ovejas apagadas?)

Me encontraba en Chile dentro de una excavación en medio de unos edificios. Había un grupo bastante grande de personas, entre ellos amigos míos, que intentaban filmar una secuencia en la que seguían a alguien desde dentro de la excavación hasta afuera en una explanada cercana. Yo no estaba ayudando en la filmación porque estaba en un costado del lugar apañoteándome con una amiga, o al menos tratando pues nuestras bocas no llegaban a coordinar. Parecía que los dos buscábamos encontrar el ritmo del otro y ambos lo conseguíamos al mismo tiempo, lo que causaba que otra vez tuviéramos ritmos diferentes. Sus labios estaban pintados de rojo, quizá demasiado. Entonces empecé a besarle el cuello y los hombros, mientras ella me acariciaba y yo seguía bajando, besando su esternón y arriba de su ombligo. La sostenía de la cintura con una mano, mientras que con la otra acaricié desde su vientre hasta llegar al costado de su seno y le besaba debajo de la barbilla. Para entonces ya estaban todos los demás junto a nosotros y me gritaron molestos diciéndome que los ayudara porque no les salían las tomas y que yo era el único de todos ellos que sabía como hacerlas. Les dije que me esperaran un rato, que no se preocupen y que al final todo saldría bien. Pero todos empezaron a gritar diciéndome que no se podía esperar más. Entonces me paré y les dije que entonces me dieran la cámara y termináramos todo de una vez. Seguramente no les salía porque la cámara era una fotográfica Polaroid de esas instantáneas. Fuimos hasta el centro de la excavación y comenzamos a filmar. El actor corría por el terreno, por las escaleras, tablas, subidas y bajadas para salir del hoyo y llegar a la ciudad; yo lo seguía con la Polaroid. Cada cierto rato caía uno de los papeles fotográficos y unos chavos que corrían detrás de mí los atrapaban para que no cayeran al suelo. En la fotografía se repetía una y otra vez lo que se había grabado. Así hasta que llegamos a la explanada donde terminaba la escena. El actor se detenía, miraba al cielo y yo me ponía detrás de él haciendo una contrapicada. Vimos que en el cielo había algo que no debía de estar. Era un zeppelin, más cuadrado que redondo, completamente de metal oscuro y oxidado. Avanzó un poco más para luego girar 180º hacia arriba y regresar de cabeza por donde vino.

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4 Comments:

At febrero 27, 2007 6:26 p.m., Blogger Sir Hache said...

Que cosas mi querida Mariana!, o en este caso Señor Tapete…¡Vaya sueño que se echó pa’festejar un cumpleaños más!

-Toda buena película, requiere de un buen tapete-

 
At febrero 27, 2007 10:10 p.m., Blogger diamandina said...

No puedo dejar de pensar que para festejar el cumpleaños 21 se hubiera escrito el filme 21, nomás porque es bonito que todo encaje con todo. Yo tengo obsesiones simétricas y coincidentes.

 
At marzo 02, 2007 12:28 a.m., Blogger Sirena said...

¿No regresaste con la chica? Bueno... igual no sabía besar. Feliz cumpleaños joven tapetito querido

 
At marzo 26, 2007 12:45 a.m., Anonymous Anónimo said...

Sir Hache: Y todo buen tapete requiere de una buena pisoteada. Yiiijai!

Andrómeda: Yo también lo pensé... y lo pienso... me pregunto si también lo pensaré... me pregunto si eso habrá sido un gran error entonces.

Gabo: Híjole, es que yo siempre quise una Polaroid cuando era chiquito... aún la quiero, a decir verdad. Pero igual siempre uno quiere a alguien para besotearse... aún la quiero.
Me pregunto si ése tambien habrá sido un gran error entonces.

Sirena: Yo tengo una pregunta...

"¿No regresaste con la chica? Bueno... igual no sabía besar."

¿Éso es válido en la vida real? (Siempre necesito tanto consejo...).

Saludos.

 

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