lunes, noviembre 14, 2005

Filmes de una cabeza inconsciente 4

Iba caminando por la calle, sosteniendo una bolsa de jugo en cada mano. De repente, llegué a lo que tal parece era mi objetivo (para los que conozcan la cartografía meridana): un Super San Francisco de Asis, con la cuestión que éste estaba ubicado donde está la farmacia Gongora en la avenida que va de Eladio's de la García Ginerés a Pensiones (dato poco importante, pero curioso y por lo mismo no menos importante [y no es que me contradiga, sino todo lo contrario]). Bueno, entré al supermercado, actuando tranquilo y sereno, y logrando no levantar las sospechas de la gente; buscando el lugar ideal para efectuar mi plan maestro. Al fin, después de caminar por unos cuantos pasillos, llegué al pasillo en el que se encontraban las Cocas; estaba lleno de gente, todos comprando sus cocas y empujándose unos a los otros para abrirse paso entre la multitud. Me di cuenta de que era el lugar ideal para ejecutar mis macabros propósitos. Me escabullí entre las axilas de la muchachada, para llegar justo al centro del tumulto. Ya ahí deposité uno de los jugos sobre las cocas y rapidamente emprendí la retirada, pues solamente tenía 15 segundos después de soltarlo para que estallara. Cuando estaba avanzando entre la gente me encontré a Beto, un amigo de la secundaria, en misma actitud que el resto de los cocosos (los que querían su coca, se entiende?), yo le dije 'Wey, lárgate de aquí', a lo que me respondió con un gesto de vete-al-carajo-yo-quiero-mi-coca. Pero no podía desperdiciar más tiempo, seguí corriendo a la salida. Lancé el otro jugo-bomba donde pude. Ya justo en la puerta de salida sentí el sacudón, y la explosión impresionante y una vista de la escena estilo matrix muy muy loca, vi la acción en cámara lenta y desde todos los ángulos (de alto presupuesto, perros). La onda de choque me mandó volando directo al parque que está enfrente, donde me estrellé en una banca y se me sacudió el mundo. Recuperé rapidamente el sentido, para voltear y ver el supermercado destruído y en llamas. Y yo reí ante la magnificencia de mi obra. En eso mi celular sonó, me dijeron que me apurara que porque mi hijo estaba a punto de nacer. Me levanté de la banca y llegué a la casa donde se encontraba mi novia-esposa-pareja-amante-o-lo-que-fuera y entré a donde ella se encontraba, la ví y era una amiga de la secundaria, ni idea de cómo era de que fuera a tener un hijo mío, pero pues ya qué, yo soy niño y ella niña y esas cosas pasan. Nació el niño y todos celebrábamos, y me lo dieron a abrazar. De alguna forma me escabullí y me llevé al bebé. Me lo llevé al monte. *Empieza escena clasificación C*. Mi rostro estaba extraño, completamente inexpresivo, muy raro de mí. Caminando sosteniendo al pequeño solamente de una pierna, llorando de cabeza. Llegué a un punto más despejado, pero con los árboles suficientemente altos como para cubrirnos las cabezas con sus ramas. Ya ahí lo solté y lo dejé caer en seco sobre las hojas secas y la tierra, con lo cual empezó a llorar más fuerte. Caminé un poco alrededor de él, mirando el piso buscando algo. Al fin, me incliné y agarré una piedra un poco más grande que mi puño y con la misma me lancé encima de mi hijo, empezando a golpear su pequeña cabeza lo más fuerte que podía, viendo solamente como su rostro se deformaba y su sangre salpicaba en el mío totalmente inerte. El monte se llenó de alaridos y crujidos. De repente, el niño ya no estaba en el suelo, sino que estaba colgado de las piernas a un árbol por encima de mí, seguía llorando debajo de su sangre. Al momento de percatarme de eso, lo sostuve fuertemente de los brazos y comencé a tirar de ellos, con lo que empezó nuevamente el griterío. Jalaba, y lo jalé con todas mis fuerzas. Lo jalé hasta que uno de sus brazos se desprendió de su cuerpo y yo caí de espaldas a la tierra. Volteé solamente para ver entonces al pobre infante, balanceándose lentamente de cabeza, solamente emitiendo un leve gemido combinado con el difícil burbujeo de la sangre semicoagulada. Yo me quedé en el suelo, sosteniendo su brazo con una mano, observándolo. *Flashazo, rewind, reversa rápida sobre los hechos o como sea*. Me encuentro justo en el momento en el que mi hijo está naciendo, y nuevamente todos se regocijan, me lo dan y de la misma forma yo me alegro y celebro por mi hijo. Todo era felicidad ahora. Entonces me acordé de Beto, y me preocupé. ¿Qué habría sido de él?. Decidí regresar al lugar de los hechos, al supermercado. Regresé y lo estaban reconstruyendo (cosa totalmente imposible, nunca le van a meter tanta lana a un Sanpaco). Entré y caminé por los pasillos, buscando a mi amigo. No lo encontré. En eso sonó nuevamente mi celular, era Héctor, un cuate de Cancún que conocí por medio de Beto, nos quedamos en su casa cuando nos fuimos al SonPax. Me preguntó que qué onda, cómo había estado, que qué novedades habían. Y yo, medio triste, le contesté 'Wey, creo que maté a Beto', a lo que curiosamente me contestó 'Ah, no te preocupes, me pasa todo el tiempo'. No le tomé más importancia a su respuesta y le colgué. Entonces salí del super, cabizbajo por el remordimiento. Desde la entrada alcancé a ver en el parque a otros tres amigos míos y de Beto, el resto de la banda. Me aproximé para decirles lo sucedido, pero al estar más cerca me percaté de que había alguien más. Con ellos, milagrosamente, estaba Beto, enyesado de pies a cabeza sentado en una silla de ruedas, y con la cara tan amoratada como si le hubiera dado una bofetada Dios. Me acerqué y con todo el cinismo posible le pregunté 'Cabrón, qué te pasó?'. Me comenzó a explicar *Flashazo, rewind, reversa rápida sobre los hechos o como sea*. Él estaba saliendo justo detrás de mí cuando dejé los jugos-bomba, con su coca en la mano (que no creo que haya pagado, por sus arranques cleptómanos) y al momento de la explosión él, con la misma cámara muy muy loca así muy matrix muy acá en cámara lenta y moviéndose por todos los ángulos (producción multimillonaria, perros), salió volando hacia el local enfrente del lugar, lo que solía ser una juguetería Tennessee, y se vió cómo rompió los escaparates de cristal con su jeta y se estrelló con todas las cosas que habían adentro, hasta terminar aplastado en el fondo de la tienda. Todo muy acá. Pero pues ya, le dije que qué bueno que estaba vivo. Y entonces salió un viejo vagabundo del interior de una pared gritándonos 'Me quieren robar mi casa!'.

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7 Comments:

At noviembre 15, 2005 2:29 p.m., Anonymous Anónimo said...

que fue eso???

 
At noviembre 15, 2005 2:29 p.m., Anonymous Anónimo said...

aja quiero saber que fue??

 
At noviembre 15, 2005 2:30 p.m., Anonymous Anónimo said...

que ocurre con tapetazo?

 
At noviembre 16, 2005 3:15 p.m., Blogger Sir Hache said...

Cuarón estaría interesado…Mel Gibson la contempla entre sus planes y Almodóvar la quiere homosexualisar (Ta’bien como escribí esta ultima palabra??)…¡Que peliculón del país de lo sueños!, exclusiva por el momento de ahí nada mas…… O con este mundo loco quizás y no…

 
At noviembre 16, 2005 3:42 p.m., Blogger Sir Hache said...

Y despues de leerlo de nuevo, acordarme de tu narrativa...concluyo ¡Que locooo sueño men!...

 
At noviembre 25, 2005 3:15 a.m., Anonymous Anónimo said...

Usuario anónimo tentativamente Tamyko: Es que casi me muero.

Sir hache: El mejor día de mi vida. Te lo jú.

 
At diciembre 02, 2005 2:45 a.m., Anonymous Anónimo said...

no se que decir... me gustó.

 

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