sábado, marzo 31, 2007

Filmes de una cabeza inconsciente 25

Dos muchachas estaban dentro de una jaula cuadrada (como las que tenía mi abuelo para sus pájaros), contorsionándose tristemente. Un muchacho estaba fuera de la jaula y las acariciaba. Un poco más apartado estaba otro muchacho parado muy quieto, silencioso e inexpresivo. Empezó a caminar. Se alejaba y se acercaba y los rodeaba muy lento, silencioso e inexpresivo. Un viejo le dijo que él era el más importante y simbólico de todos.

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lunes, marzo 26, 2007

Filmes de una cabeza inconsciente 24 (o Señor, Señor. Piedad, Piedad.)

Un niño vió un crucifijo y le preguntó a su papá '¿Quién es él?'.

Su papá le respondió 'Es Mr. T'.

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lunes, marzo 19, 2007

Filmes de una cabeza inconsciente 23

Fui a ver a una amiga, todavía embarazada, a su casa. Ella estaba acostada en el suelo de la terraza frontal. Estaba parado junto a ella, platicando, cuando llegó una limosnera. Ésta empezó a pedirle caridad a mi amiga, pero ella sólo le decía que se largara y que deje de molestar. La mujer insistía sin parar, a lo que mi amiga solamente seguía rechazando cada vez más molesta. Escuché un timbre (de puerta, no de teléfono) dentro de la casa, una y otra vez. Le dije a mi amiga que alguien estaba llamando a la puerta, aunque ella no tenía (ni tiene) timbre en su casa. Entonces llegó otra limosnera, le dió una moneda de cinco pesos a mi amiga y se volvió a ir. Como si hubiera sido te doy limosna, pero tráeme mi cambio (como los señores en las misas que echan billete de cincuenta y agarran uno de veinte). Al ver esto, la primera mujer empezó a insistir más, rogando por la recién llegada moneda. Mi amiga, en vez de dársela, mordió un pedazo de la moneda; tan fácil como si fuera de chocolate, y la saboreaba con expresión de gusto y regocijo. La mujer lloraba por la moneda, a la vez que yo veía a mi amiga con cara de coño, al menos dásela para que ya se vaya, no mames. Ya harta de los llantos de la limosnera, mi amiga mordió un último mísero pedazo de orilla de moneda y se la dió. La mujer la tomó y se fue.

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domingo, marzo 11, 2007

Verdaderas tristezas 4

Cuando hablo con alguien, pero la plática se termina o simplemente nunca tuvo calidad de duradera, nunca sé cómo irme. Pienso que si me retiro así sin más la otra persona podría sentirse rechazada o ignorada, o pensar que soy bien grosero por dejarla hablando sola. Pero tampoco siento que sea necesario despedirme pues bien la veré en un rato (como algún compañero en la escuela) o simplemente no la conozco lo suficiente ni influyó para nada en mí ni me importa que lo haga (como la señora que me decía una que otra cosa o criticaba a otros en relaciones exteriores). De todas formas, no estoy acostumbrado a simplemente irme sin decir algo.
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Yo me doy la vuelta a la vez que murmuro un casi inaudible 'Ahora vengo', 'Espérame un momento', 'En fin...' o algo por el estilo, y me largo al carajo. Ellos tienen su afable despedida y yo no me siento mal.


Si quieren un hombre educado, niñas, aquí lo tienen.
Requeteeducadísimo.